RESURGIMIENTO DE LA JUVENTUD

DE BUZON A BUZON

Articulo de Abel Santiago

En la década de los 60 del siglo pasado, hubo un despertar mundial de la juventud que estremeció a pueblos y gobiernos, despertó conciencias dormidas, frenó abusos y cacicazgos y logró algunos cambios en las estructuras gubernamentales, sobre todo en las que pequeños grupos habían afianzado una dictadura, pero la represión que sufrió en muchos países detuvo el avance que se había iniciado y la juventud otra vez pareció dormida. En México sufrió las más crueles represiones el dos de octubre de 1968 y el 10 de junio de 1971, pero todavía se mantuvo latente hasta lanzar su último estertor el 11 de septiembre de ese año, en el Festival de Rock de Avándaro, que el sanguinario Luis Echeverría Álvarez aplastó, y prohibió en todo su sexenato todo lo que oliera a juventud rebelde y consciente y ordenó cerrar los rockcafés. Sólo toleró a la juventud sumisa que logró someter y mantener aborregada en su gabinete como muestra falsa de su simpatía con la juventud.

Casi 50 años después, a partir del 15 de este mes, la juventud vuelve a rebelarse contra las injusticias, la opresión, la corrupción, el abuso de poder y la desigual distribución de la riqueza, que ha llegado a convertirse en rapiña de unos cuantos en cada país. Hacía ya falta la presencia de la juventud para iniciar otro gran movimiento que sacuda las conciencias y las enfrente a la terrible realidad que se vive en todo el mundo. Desde Sidney, Australia, hasta Oakland, California, informaron los diarios, una ola de protestas contra la codicia de bancos y corporaciones financieras cubrió el mundo, siguiendo a lo largo del día la iniciativa de los indignados de Madrid y el movimiento estadounidense Ocupa Wall Street. En 951 ciudades de 82 naciones millones de jóvenes salieron a gritar su descontento y el repudio a las formas de gobierno, abusivas y corruptas, fue llevado a los sitios simbólicos del capital. De seguir como estamos, dijo una manifestante romana, “nunca veremos una pensión y trabajaremos hasta morir”. En chile un indignado dijo estarlo porque “no puedo ingresar a la universidad”.

En Madrid más de un millón de indignados salieron a las calles a exigir un cambio, elevando la voz para que “los de arriba” entiendan que “no somos mercancía” y que “estamos hasta los cojones” del abuso de las autoridades. Fue en esta capital donde en mayo pasado nació el movimiento, cuando miles demandaban “futuro para los jóvenes”, asfixiados por la elevadísima tasa de desempleo. En un momento de la manifestación, se informó, un grupo de jóvenes cortó la céntrica Gran Vía, con la respuesta violenta de la policía que culminó con la detención de varias personas. Al mismo tiempo los más destacados intelectuales españoles suscribieron un manifiesto por el que dijeron apoyar los movimientos juveniles que surgieron a raíz de las revueltas árabes de Túnez, Egipto, Libia, Siria y Barhrein, y exhortaron a crear un “gobierno global del pueblo para el pueblo”, ante la crisis sistémica que vive el mundo y que ha generado un desastre humanitario.

Los reportajes de ese día 15 informaron que también el corazón de Nueva York se llenó de solidaridad, ira, canto y baile de miles de manifestantes de Ocupa Wall Street, mientras en ciudades desde Washington a Los Ángeles se realizaron marchas y acciones, sumándose al coro mundial de protesta hoy contra la “avaricia y la corrupción de la política”. “Nosotros fuimos vendidos; los bancos rescatados”, se cantó en Nueva York. Y en Buenos Aires se coreaba: “La crisis la generan los ricos y siempre la pagamos los pobres”. En la ciudad de México hubo una gigantesca concentración de jóvenes en el Monumento a la Revolución, para protestar contra la realidad de un país “que se precipita en el desastre cotidiano” y para manifestar su hartazgo y sumarse a la consigna generalizada de “estamos hasta la madre”. En el acto, convocado por la Asamblea Permanente de Mexicanos Indignados, se denunciaron la corrupción, la indiferencia, la violencia, la discriminación y la pobreza que afectan a México. La juventud veracruzana se unió al movimiento de los indignados en un plantón realizado en la plaza Sebastián Lerdo de Tejada de Jalapa, para repudiar la política del gobierno federal, en especial la económica. “Este desastre, económico, social y cultural, no tiene nombre pero sí apellidos: Calderón, Azcárraga, Gordillo, Cevallos, Ortega, Duarte, Yunes, Herrera, Salinas, Rivera, Slim, Ebrard, Luna, Lozano, Pliego, Cordero, Larrea, Horcasitas, Peña Nieto”, y el de todos los responsables de la catástrofe, dijeron, para concluir: “¡SAL A LA CALLE ANTES DE QUE ELLOS ENTREN A TU CASA!”

Después del 15 de octubre siguieron otros movimientos aislados en las grandes ciudades de otros países, todos indignados contra la situación que se ha generalizado en todo el mundo, pero que en algunos lugares como México se ha acentuado al grado de desaparecer los derechos humanos y las garantías constituciones con la presencia militar en las calles. La juventud rebelde, cuando enarbola causas populares, ha recibido el apoyo de todos los sectores de la población, menos del explotador lógicamente. Por eso es de gran trascendencia su participación mundial en estos momentos de crisis generalizada. Se espera que en nuestro país se extienda en todas las entidades de la República, sobre todo en vísperas de las elecciones presidenciales, donde la misma mafia se disputa el poder absoluto. Sólo la participación de la juventud, reconocemos ahora, podrá salvarnos de la catástrofe que se avecina.

abelsantiago30336@yahoo.com.mx