
Pero existen dos problemas nada sencillos de resolver, una vez que legalmente el gobierno reconozca la dirigencia de Martín Esperaza. ¿Cómo explicarán a electricistas y ciudadanos la farsa de la huelga de hambre? Pero la gran pregunta va más allá. ¿Para qué servirán las montañas de dinero que tendrá en sus manos Martín Esparza? ¿Cuál será el destino de los miles de millones de pesos que pelean, con uñas y dientes, los corruptos líderes del SME?
Sin duda que el gobierno de Calderón tendrá serios problemas para justificar la farsa de reconocer legalmente al SME, luego que lo exhibió como un puñado de transas. ¿Qué van a decir ahora? ¡Que Esparza y su claque son líderes ejemplares, democráticos, honestos y preocupados por su gremio! En el fondo, desde Felipe Calderón, pasando por su secretario de Gobernación —el pequeño Blake— y el titular del Trabajo harán un monumental ridículo. Y es que la farsa y la transa con el SME no tiene pies ni cabeza. Claro, a menos que le digan al SME ¡que siempre no...!
Pero la verdadera pregunta está en el destino del dinero del SME. ¿A dónde creen que va a parar esa fortuna? Los mal pensados tienen razón: el dinero va a parar a una campaña electoral en 2012. ¿Y adivine en qué campaña? En efecto, buena parte del dinero irá a parar a la de campaña de AMLO. ¿Saben de dónde salió la idea de la huelga de hambre? En efecto, de AMLO.
Y para los que dudan, basta una mirada al Itinerario Político del 29 de octubre de 2008. Se documentó que en 1992 AMLO recibió 9 mil millones de pesos —viejos pesos— del gobierno de Salinas, a cambio de levantar un plantón del Zócalo. La evidencia la confirmó Manuel Camacho. Sólo falta preguntar: ¿y para qué ese dinero? Para hacer política. Y es que desde siempre la política se hace con dinero público, sindical… Al tiempo.
EN EL CAMINO Por cierto, si le dan la toma de nota al SME lo menos que debe hacer Javier Lozano es renunciar. ¿O no?

En el post anterior al respecto de mi impresión sobre esta "supuesta" huelga de hambre, mi querida amiga Eleutheria mi hizo algunas observaciones respecto a la ligereza con que abordaba el tema, y ahora mismo, después de leer la nota anterior, le doy absoluta razón.
El movimiento de los electricistas pierde fuerza no por personas como yo, a la que a pesar de jodernos la vida con sus marchas y plantones no podemos hacer nada al respecto, sino por la porquería que son sus lideres, así es como sucede con el movimiento minero cuya primer demanda es que se retiren las ordenes de aprehensión contra "Napito" (es decir, primero mis intereses personales, luego lo demás) y utilizan para sus pretensiones a la base trabajadora, que en efecto, es parte del pueblo, que en efecto duele ver como es pisoteada y en base a ello se determinan los bandos, los sindicatos nobles que defienden al desvalido trabajador, y el perverso gobierno - usurpador - federal de Felipe Calderón mejor conocido en el bajo mundo del hampa como "FECAL", y en ese contexto, aquel que no apoye al pueblo, osea, a los trabajadores representados por Napoleón Gómez Urrutia (mineros) y Martín Esparza (electricistas) estará del lado de la mafia.
El comparativo anterior tiene lugar toda vez que son estos pillastres los que, movidos por sus propios intere$e$ son capaces de exponer la vida de sus peones (perdón agremiados) para conseguir lo único que les interesa, dinero, claro que en el caso de la huelga de hambre, esta situación nunca estuvo ni siquiera a punto de suceder ya que se ha confirmado que no hay perdida de masa corporal por parte de los huelguistas (hubieran aprovechado para bajar la panza aunque sea).

Así que como todas las historias de poder en México, no hay nada de noble ni de heroico, solo urgencia por obtener fondos para enfrentar a la mafia...


